El Volcán de Teneguía ha sido la última erupción volcánica en España. Tuvo lugar en el volcán de Cumbre Vieja (que es el volcán propiamente dicho), en la isla de La Palma, Canarias, en 1971. Su nombre proviene de un roque cercano muy famoso que contiene petroglifos auaritas. Antes de entrar en erupción se habían producido numerosos terremotos cuya intensidad iba en aumento, lo que alertó a los vecinos de Fuencaliente de La Palma, donde surgió el volcán. La erupción duró desde el 26 de octubre de 1971 hasta el 18 de noviembre de ese año. Fue una erupción relativamente corta, la más corta de las históricas de Canarias, sobre todo si se la compara con la que duró 6 años en Lanzarote en el siglo XVIII.
En tiempos históricos han tenido lugar 16 erupciones volcánicas documentadas, ninguna de ellas con víctimas mortales. Esto ha sido posible por la baja densidad demográfica y por la fluidez de las lavas que se emiten en los volcanes canarios. El volcán produjo daños materiales a los cultivos de vid de la zona y destruyó una playa, aunque luego se formó otra gracias a sus coladas. No afectó a las zonas pobladas y gracias a la cercanía de la costa, la lava vertida al mar, solidificándose, hizo crecer un poco el tamaño de la isla.
El volcán se convirtió en un atractivo turístico, y numerosos vuelos chárter y frecuencias especiales fueron programadas para cubrir la demanda de pasajes de los turistas que querían ver el volcán. También fue un foco importante de atención y estudio para los científicos de la época.
En tiempos históricos han tenido lugar 16 erupciones volcánicas documentadas, ninguna de ellas con víctimas mortales. Esto ha sido posible por la baja densidad demográfica y por la fluidez de las lavas que se emiten en los volcanes canarios. El volcán produjo daños materiales a los cultivos de vid de la zona y destruyó una playa, aunque luego se formó otra gracias a sus coladas. No afectó a las zonas pobladas y gracias a la cercanía de la costa, la lava vertida al mar, solidificándose, hizo crecer un poco el tamaño de la isla.
El volcán se convirtió en un atractivo turístico, y numerosos vuelos chárter y frecuencias especiales fueron programadas para cubrir la demanda de pasajes de los turistas que querían ver el volcán. También fue un foco importante de atención y estudio para los científicos de la época.
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